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Resiliencia, Solidaridad y Pasión: 3 Pilares del Voluntariado



Ser voluntario puede ser a la vez muy fácil y difícil. Por un lado, es bastante accesible puesto que siempre hay necesidades en una sociedad, especialmente en un país como México, y la ayuda voluntaria es siempre bienvenida. Además, no se requiere tener algún beneficio económico, contactos importantes o alguna experiencia extensiva previa para ayudar a los demás.


Por otro lado, ser voluntario requiere de cierto sacrificio, de nuestro tiempo y dedicación. Pero, sobre todo, para realizar un voluntariado se necesita tener 3 pilares fundamentales que no todo el mundo desea ejercer, y esos son la resiliencia, la solidaridad y la pasión.


Se necesita de resiliencia para poder seguir dando ayuda a los demás con mucho esfuerzo y una gran sonrisa. No siempre es fácil, estar cerca de tragedias o simplemente dedicar todo ese tiempo, pero cuando la causa es tan noble, cualquiera puede persistir.


Se necesita solidaridad para reconocer que hay personas que pueden necesitar más ayuda que yo, y que cuando quién debe protegerlos les da la espalda, es aún más importante tomar la iniciativa de ayudar.


Y, por último, se necesita pasión. Para poder ser solidario y resiliente, uno debe de querer ayudar con todas sus fuerzas porque le conmueve en gran medida alguna injusticia social. Ser voluntario es una decisión más que una obligación, y por eso, hay que tener pasión por la ayuda a los demás para poder llevarla a cabo.


Quizá no a todo el mundo se le den estas cualidades con tanta facilidad, pero, como todo en la vida, con la práctica uno puede irlas forjando y perfeccionando para convertirse en un voluntario excepcional. Para ello, te dejamos algunos consejos para adoptar y fortalecer estos pilares:


Resiliencia: Para fortalecer este valor, te recomendamos practicar lo siguiente:

  • Tener rutinas diarias: La constancia te dará disciplina para evitar que te rindas cuando las cosas se ponen difíciles.

  • Establece relaciones: Si procuras crear vínculos cercanos con las personas que buscas ayudar, este nuevo amor te empujará a seguir luchando por ellos.

  • Ponte metas claras: Quizá una persona no puede cambiar el mundo por sí misma, pero sí que puede dejar su granito de arena para unir fuerzas. Por eso, antes de empezar un voluntariado, plantéate qué pequeño cambio quieres lograr y de qué manera vas a obtenerlo. Poco a poco, estas metas pueden ir creciendo.

  • Pon las cosas en perspectiva: Cuando sientas que ayudar a otros se ha vuelto difícil, es bueno imaginar que eres tú el que está en la situación de las personas que estás ayudando, quizá ellas tengan problemas más serios y difíciles. Al comprender la importancia de lo que estás haciendo, es fácil poner las dificultades del día a día en perspectiva.


Solidaridad: Para ser más solidario, uno tiene que entender a profundidad el bien que puede dejar al ayudar a otro. Pero, si nunca lo has intentado, jamás sabrás lo que se siente apoyar y ver con tus propios ojos el cambio que tú mismo generas. Por eso, para fortalecer este valor, uno tiene que practicar con pequeñas acciones de generosidad hasta volverlo un hábito. Puedes empezar con lo siguiente:


· Dona a alguien más lo que ya no utilices

· Ayuda a las personas en tu casa cuando lo necesiten

· Regala un gesto amable a un desconocido

· Dale consuelo a un amigo cuando lo necesite

· Dona algo de dinero a una organización

· Empieza a probar voluntariados


Pasión: Quizá la pasión por un tema no se puede entrenar. Sin embargo, ¿cómo vas a apasionarte por una injusticia si ni siquiera saber qué puede estar pasando en tu propio país? Para querer ayudar, hace falta primero conocer. Por eso, infórmate de las tragedias, problemas y necesidades que hay cerca o lejos de ti.

Todos pueden ser voluntarios, mientras que siempre se procure hacerlo con resiliencia, solidaridad y, sobre todo, pasión.

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